En pleno corazón de Malasaña, surgido en la apasionada e inquieta cabeza de su dueña Sol, con la que ya habíamos trabajado en su otro restaurante La Gloria, nació Josefita, como hermana pequeña de la primera, pero en cuestión de meses se ha posicionado como lugar de peregrinaje en la capital. Con un ambiente sencillo que busca un look a medio pelo entre bar de toda la vida y cocktelería tradicional, con mezcla de objetos de mercadillo y otros con valor sentimental para la dueña, sin olvidar el homenaje a los platos de la desaparecida y archifamosa casa Duralex, en sus versiones ámbar y verde. Un local, que como reza su claim invita a “Ponerse fino”.